martes, 17 de julio de 2007

Julieta Venegas en Cine Teatro Plaza

JULIETA VENEGAS por Marcelo Marques

Cine Teatro Plaza, 12 de junio de 2007

Con más del 50 % de público pre-adolescente en las butacas del Plaza, Julieta Venegas debutó en Montevideo con sus pegadizas canciones. Agradeció a los “montevideanos” (como ella nos llamó correctamente) a lo largo de todo el show. Antes que la mexicana (nacida en Long Beach, California, Estados Unidos, y criada en Tijuana, Baja California, México) subiera al escenario, la banda local Max Capote hizo que muchas nenas gritaran por ellos. Al principio porque pensaban que era el turno de Julieta, y luego porque el cantante demostró que no hay que tener una banda de rock en este país para tener actitud. Max Capote invitó al escenario a Stella Maris (cantante de Rendher, ex-Elefante) para cantar “Julia”, y a Dani Umpi, quién estaba vestido de color dorado, para “Quizás, quizás, quizás.” Pero Umpi apareció, como casi siempre, con Bebé y Pichón, quienes lo acompañaron bailando pasos cholulos y filmándose entre ellos. Las niñas de la tertulia gritaban, a modo de fanáticas, sin haber visto ni escuchado en sus cortas vidas a Max.

Para el turno de Venegas, aparecieron proyecciones en tres pantallas circulares relacionando fotos con el nombre de la gira “Limón y Sal”. En la primer pantalla apareció un limón; en la segunda, un signo de suma (+); y en la última, un salero. El público, en general de sexo femenino y con mayoría de menores de edad (acompañadas por mamá), ovacionó por la entrada de Venegas y su banda quienes comenzaron con “Canciones de Amor”. “¡Qué lindo estar aquí por primera vez en Montevideo!”, dijo Julieta, demostrando su felicidad y antes de tocar uno de sus mayores éxitos: “Algo está cambiando” de su disco Sí. El calor de la sala sumado a los gritos de la niñitas hacían poner incómodos a cualquier persona que quisiera desfrutar del show. Entre la multitud numerosa, muchas infantas de seis a nueve años no entendían si mirar a su artista favorita o darse vuelta y levantar la mirada para observar como las otras, tal vez un par de añitos más grande, aplaudían y agitaban sus brazos. ¡Éste era su primer show musical en vivo! ¡Bien por eso! Recordemos, además, que las entradas se habían agotado algunos días antes.
Aunque Julieta agradeció demasiado entre tema y tema, se lució (aparte de su voz) con el acordeón. Ella es una gran música que ha preferido -en su ya no tan corta carrera- inclinarse para el lado pop, hitero y de MTV, y alejarse del perfil de bandas como Aterciopelados o Café Tacvba con quienes antes tenía más puntos en común.
Pero el Plaza “se desmoronó” a chillidos agudos en el exitoso tema “Limón y sal”, para el cual subieron a escena dos tipos con máscaras de chancho y bailaron pasos de costado. Enseguida de este hit radial y televisivo (el videoclip estuvo en rotación en la cadena MTV por varios y varios meses), sonó uno de los mejores temas de la cantante: “Amores Perros”. Aunque la mayoría del público no conocía este tema –incluido en la banda sonora de la película del mismo nombre- fue uno de los mejores momentos de la función debido a que las nenas estaban calladitas, escuchando y prestando atención. Como para hacer una comprensión lectora de deberes. El resto del público, el joven y adulto, que fue a ver una presentación de una consagrada artista en Latinoamérica, disfrutó mucho más. Otra manera de entender la música en vivo.
Los músicos (un bajista, un baterista, una tecladista y dos guitarristas), que acompañaban a JV, también demostraron lo que saben hacer: tocar sus instrumentos y dejar en claro que son una excelente banda, en donde Venegas se siente bien respaldada. El baterista se acomodaba el pelo (o peluca á la Mars Volta) con una mano mientras la otra hacía lo que deben ejecutar las dos.
“Lento” mostró a un caracol recorriendo lentamente (valga la redundancia) las tres pantallas a lo largo de toda la canción. El exaltado fin llegó con “La jaula de oro” y “Me voy”. Esta última con corito tipo karaoke de tooooodas. Las saturadas butacas sintieron alivio cuando la gente se paró para aplaudir, levantar los brazos y, nuevamente, gritar.
En el obvio bis se destacó una versión bailable y “mueve caderas” de “Sin documentos”, perla de Andrés Calamaro y Los Rodríguez. La despedida de una performance precisa y fructífera vino de la mano de “Andar Conmigo”.
Finalmente, entre el limón y la sal de las pantallas, bajó una lista proyectada con los créditos (desde músicos hasta iluminadores). Como final de película. Sería recomendable que Julieta Venegas volviera a Montevideo a dar un show sólo para adultos y así poder gozar de manera diferente. Queda a criterio del lector lo que entienda por “show para adultos”.

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