FORGOTTEN BOYS y MOTOSIERRA por Marcelo Marques
En DOS. Jueves 19 de abril de 2007.
Publicado en www.bandajoven.com
Abril de 2007
Dos bandas con distinto estilo musical y diferente puesta en escena pudieron encontrar, la noche del jueves, miles de puntos en contacto con el rock. Esta misma noche también subieron al escenario los Silverados a los cuales no llegué a ver por razones de tiempo. Otra vez será.
Los brasileros de Forgotten Boys probaban sonido para su primera presentación en Montevideo mientras el público comenzaba a acercarse al escenario. Con la amenaza que sugiere un show un día de semana los FB lograron una buena concurrencia de público gracias a Silverados y Motosierra. Mostrando un perfil bajo, ¿porqué no?, iniciaron su debutante propuesta con un público que marcaba el ritmo con los pies y que a lo largo de las canciones se movía manifestando su aprobación. En muchos momentos la banda hacía recordar a Kings Of Leon y a veces hasta la parte rock ‘n’ roll de Jet involucrándose con esto en el fenómeno retro de esta década. Luego de un par de temas Gustavo Riviera (cantante y guitarrista) se quitó su camisa blanca con rayas de colores para quedar con un buzo negro al igual que sus compañeros excepto Flavio Cavichioli (baterista) quien estaba sólo con una bermuda mientras ametrallaba la batería con los palos y las gotas de sudor. A la derecha del escenario Zé Mazzei (bajista) con sus rulos en la cabeza detonaba su instrumento al mismo tiempo que marcos (Motosierra) se poseía compenetrado a su lado abajo del escenario. Del lado izquierdo Chuck Hipolitho (voces y guitarrista) ejecutaba sus riffs ramoneros lo más prolijamente que se puede hacer.
Los Forgotten Boys nacieron en San Pablo allá por 1997 cuando grabaron su primer demo y hasta ahora han tenido muchos cambios en su formación llegando a este cuarteto que debutó en DOS y que en 2005 grabaron para ST2 Records (una compañía discográfica de Brasil) el disco “Stand By The D.A.N.C.E.”
Luego de una seguidillas de canciones con gancho, los brasileros se despidieron tocando de espaldas al público mirando al batero que había dejado sus gotas evaporadas por el oscuro local. Una lección de rock ‘n’ roll de San Pablo. O brigado! No serán olvidados Forgotten Boys!
“A ver esas palmas!”, jadeó Marcos manoseándose alguna parte privada de su esquelético cuerpo luego de unos rabiosos temas en donde el cantante-serpiente sedujo a sus seguidores (y otros tantos) bajo un juego de luces importado del infierno. Desde la edición del disco “Life in Hell” y el cambio de bajista, los Motosierra han estado escupiendo más de lo normal sintiéndose a la vez más comprometidos en la escena. Si tuviéramos que elegir en una votación al mejor frontman uruguayo ganaría Marcos Fernández a quien nadie le saca los ojos de encima por no perderse ningún segundo del show de la banda. El calor (o calentura) corporal de Marcos comienza a activarse dando lugar a que se quite la campera de cuero como si fuera una Gatúbela de cabaret de las tinieblas. Leo tiene problemas con el bajo. Esto hace aburrir a Marquitos que bien sabe como entretenerse. Mientras resuelven los problemitas del bajo, el Gatúbela hace una de sus habituales y más esperadas poses de la noche: se mete el micrófono en el orto. Bueno...en realidad no se lo mete (creo), sólo lo apoya entre el pantalón de cuero y las nalgas sudorosas mientras se manosea nuevamente ahorcándose con el cable. Está cada vez más flaco. Parece que cumple con los requisitos de “la vida en el infierno”. Marquitos no es ningún careta, la tiene bien clara arriba y abajo del escenario aunque sea dos versiones de él mismo. Luego de superar el déficit de sonido del bajo, Luis (guitarrista) sintió sobre sus hombros al alterado cantante a la vez que el público hacía los coros para el final de la canción.
“Los chicos quieren rock, las chicas quieren pija!!!” explicó Markkkitos y giró el cable del micrófono tipo lazo del oeste nuevamente para enredar a Luis que seguía tocando sin que nada le importe. Al igual que Walo (baterista) a quien desde el fondo del escenario le chupa un huevo las excentricidades (ya normales para él) del cantante de su banda y se dedica a reventar a palos a la batería con la misma intensidad con la que Marcos se manosea. Y entre manoseo y manoteo alguien del público se pone violento y lo expulsan del local. Pero nada de esto hace que Motosierra deje de tocar. Obviamente. Para el final Marcos invita a subir a Silverados, Forgotten Boys y parte del público al escenario y así terminar cantando todos desacatados. Un final patético pero rendidor. Marquitos: Andá pensando nuevas poses para el próximo show y comprate el Kama Sutra!
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